31/12/15

Se va el 2015 y los veintisiempre

Hace siglos que no pasaba por acá ni menos hacia un balance del año, pero éste lo amérita.
Se va el 2015 y con el también se van mis 20's. El fin de una década, el temido cambio de folio y en esta última semana del año me dedique a pensar en todo lo que hice desde los 20 a los 29 y terminé con una sensación muy rica.
Enumeremos, me encanta enumerar. De mis 20 a mis 29 años:

1.- fui a la universidad, 2 veces
2.- hice amigos y enemigos
3.- reafirme amistades las cuales siguen hasta el día de hoy
4.- perdí amigos, los cuales nunca pensé perder
5.- carretie, mucho, pero mucho
6.- me emborraché, a veces necesaria y otras innecesariamente
7.- me enamoré
8.- me rompieron el corazón, en el proceso más doloroso de mi vida
9.- le rompí el corazón, creo que a 2 personas
10.- perdí a mis abuelos
11.- perdí a mi madrina
12.- lloré, muchísimo (si ya soy llorona, esto fue peor)
13.- odié
14.- amé, intensamente
15.- me ilusioné
16.- me desilusioné, varias veces
17.- trabajé en distintas cosas
18.- me compré una ps3
19.- viajé 
20.- me operaron
21.- me hicieron creer que podía volver a confiar en alguien
22.- perdí a un amigo, alguien que silenciosamente se transformó en alguien importante en mi vida, que siempre estuvo ahí en los momentos más feos y en los más lindos.
23.- "recuperé" a esa persona
24.- me hicieron volver a reír
25.- me enseñaron a escuchar Pink Floyd
26.- fumé weed varias veces, pero la he disfrutado solo 2 
27.- me titulé, de 2 carreras y 1 grado académico más
28.- fuí a muchísimos conciertos
29.- rompí un celular de $400.000 lucas
30.- toque fondo, al punto de mirarme al espejo y no saber quién era ni que mierda hacer
31.- salí adelante, lentamente
32.- me transformé en una persona muy distinta
33.- este año decidí discutir lo menos posible
34.- y también ser una persona paciente
35.- me tatué, 3 veces y se vienen más
36.- aprendí a disfrutar de tomar un vino rico
37.- nunca me han regalado flores
38.- cumplí el sueño de ver a Deftones, 2 veces
39.- dejé de ser tan odiosa (para algunas cosas)
40.- decidí dejar de lamentarme y empecé a disfrutar

Espero que el nuevo año y la nueva década que se viene para mi este llena de tantas cosas buenas y porqué no, de algunas no tanto, porqué esas son las que más me han enseñado. Espero que las pocas personas que me acompañan lo sigan haciendo por 10, 20 o 30 o más años, porque cada uno de ellos es super importante y fundamental en mi vida y quiero que sigamos caminando y disfrutando de la vida, juntos, cada día.
Salud! y Feliz cambio de folio para mi!


29/12/15

Texto del 29/01/2014

La Jaula Carmeliana.
La mamá de Valeska no la inscribió en el jardín y ella siempre dice que por eso es egoísta y no sabe compartir.
Es egoísta con sus amigos, porque no le gusta que prefieran salir con otras personas antes que salir con ella. Es egoísta con sus libros y con su ropa, porque muchas veces los ha prestado y nunca se los han devuelto. Es egoísta con el control remoto de la tv, porque quiere que todos vean la misma película que ella. Es egoísta cuando come galletas, porque tiene un serio problema de adicción a ellas, más aún cuando está ansiosa. Las únicas que no come son las de mantequilla. Es egoísta con el cariño, porque le cuesta querer a las personas y demostrarlo. Alguna vez, no hace mucho, le dijeron que salir con ella era como salir con un cubito de hielo.
A pesar de su egoísmo crónico, cuando entró al colegio le gustaba compartir la colación con sus compañeros que no tenían y que tampoco habían tomado desayuno. Incluso se colaba en la fila de la leche para regalarla. Aun cuando compartía su colación, sus compañeros le escondían los lápices, el estuche, los materiales de técnico manual y se reían de ella cuando se caía en el patio y se rompía las pantis. También se reían de ella en clases de educación física, porque le tenía terror a hacer la posición invertida, así que siempre se quedaba al final de la fila y prefería que le pusieran un 2 antes de ponerse de cabeza. O se volvían a reír porque tenía la mala suerte de que cada vez que a alguien se le arrancaba una pelota de básquetbol, esta terminaba aterrizando en su cabeza. Por eso, la Vale dice que nunca se sintió atraída a hacer deporte, ya había recibido suficientes pelotazos durante su educación básica.
Cuando su mamá le contó que la quería cambiar de colegio, a uno de niñas solamente imaginó que todas serían muuuuy amigas. Cuando paso a séptimo básico entró al más renombrado y emblemático liceo de señoritas de Providencia y Santiago, el famoso Carmela Carvajal de Prat.
Durante la primera semana de clases, lo que más le llamo la atención fue que en las puertas del pabellón antiguo del liceo, que era ocupado por los cuartos medios, estaba escrito “Jaula!” en vez de Aula.
Durante el primer semestre en su nuevo colegio nunca había tenido clases tan largas, las cuales la hacían llenar hojas y hojas de sus cuadernos con diferentes materias, historia, geografía, biología, física, música, matemáticas, geometría, castellano, literatura, entre otras . Nunca había tenido un profesor que no escribiera en la pizarra y la frase “tomen apuntes” no le era para nada familiar. Nunca había estado en un colegio que tuviese gimnasio. Nunca había tenido que usar un equipo de gimnasia, con malla, calzas, puntillas y polera. Nunca había tenido clases de gimnasia rítmica. Nunca había tenido clases en un laboratorio de idiomas y en un laboratorio de ciencias. Nunca le habían dicho que si no llegaba a la Universidad de Chile o Católica, no existían otras universidades (lo que la convierte en una hereje ante lo valores inculcados por sus profesores, ya que se graduó de la Universidad Diego Portales). Nunca había sentido la envidia o la competencia directa de 30 mujeres a su alrededor que se empeñaban por ser la primera de la clase (podemos excluir a 15 de ellas, que eran buenas alumnas por naturaleza y competir no les importaba). Nunca fue considerada popular. Nunca tuvo un pololo del Instituto Nacional, solo tuvo uno del Barros Borgoño, el cual no estaba entre los top 5 de liceos emblemáticos de hombres. Nunca un profesor le había dicho que no podía ir al baño. Nunca un profesor la había humillado por no poder hacer un ejercicio de matemáticas. Nunca una profesora le había dicho que las mujeres no sirven para la ciencia, porque son muy hormonales y la ciencia necesita de una cabeza fría. Nunca se había sacado una nota inferior a 5 y la primera nota que recibió fue un 2,3, en su ramo favorito, Historia.
Al terminar ese primer año siendo carmeliana, su mamá le ofreció cambiarse de colegio, pero ya era tarde, el bichito de “esto no me la va a ganar” se había impregnado en su piel y estaba dispuesta a morir luchando contra el sistema del Carmela, pero ella iba a terminar la media saliendo de una de esas jaulas del pabellón antiguo.
Fueron 7 largos años de educación académica de excelencia como la llaman, pero también fueron 7 años en los cuales la Vale maduró, entendió como funcionaba el mundo, aprendió a que con esfuerzo las cosas se pueden lograr, aprendió que la gente buena no siempre gana, que la envidia del resto te puede hacer mucho daño, que las mujeres en grupo son peligrosas, que el odio de una mujer es una de las cosas más temibles del mundo y las venganzas que planean son peores. Aprendió también a no dejarse pasar a llevar, cosa que su mamá a veces le critica, porque le dice que “ser tan chora no es bueno”. Aprendió a que puede hacer las cosas que quiera, que no por ser mujer está en desventaja al competir intelectualmente con un hombre, aprendió a dar su opinión sin avergonzarse de ella, aunque a los demás no les guste.

Actualmente cuando se le pregunta a Valeska por su época escolar no recomienda por nada del mundo entrar a ese renombrado liceo emblemático, pero en el fondo recuerda con cariño su paso por sus jaulas, ya que fue dentro de ellas, que se formó como la mujer que es hoy, pudiendo dejar atrás las risas de sus compañeros de su primer colegio.

Texto del 22/01/2014

Caipirinhas para olvidar.
4 de Septiembre 2012. California, 5 pm. 
La sensación térmica es de unos 38 grados, lo que me resulta insoportable, llegué hace un par de horas y todavía no me acostumbro a este calor infernal. Sigo mirando la pantalla del mac, con la boca entreabierta. No puedo apartar la vista de la frase “esta saliendo con otra mina y no quiere que tu te enteres a través de mi fb”. De lejos me llega la voz de Pedro, mi mejor amigo que estudia hace 2 años en la UCI: “¿todo bien amiga?”. No me sale la voz y le hago una seña para que se acerque. Lee la pantalla y cierra el computador, le grita a su polola que esta en la cocina ¿Panchita estan listas esas caipirinhas? y me pide que le cuente todo.
Llegué a EE.UU en Agosto, después de haber quedado en un “tiempo muerto” con mi ex; según sus palabras “para que nos extrañemos” “para que cuando vuelvas partamos de 0”. Esa fue como la décima vez que le escuche el mismo discurso frío y sin razones de peso, para justificar el querer estar solo; cuando en realidad significaba que había aparecido alguien más.
Cuando yo decidí hacer este viaje, habíamos terminado, después de 3 años de relación, y quería usarlo para pasar el duelo, lejos de él, lejos de la rutina, lejos de todo, hasta de mi misma. Cuando se entero de que iba a viajar, me buscó y como cuando una esta enamorada se pone tonta dije ¿por que no intentarlo de nuevo?, incluso pensé en no hacer el viaje y guardar la plata para irnos de vacaciones (menos mal que no lo hice).
Ya en EE.UU, primero estuve unas semanas en Washington visitando a unos tíos, hablamos por skype, nos mandamos e-mails, hasta que empezamos a discutir y a mediados de Agosto me dijo que lo más probable es que ya no funcionarían nunca más las cosas entre nosotros. Como siempre discutíamos por lo mismo, que según él, yo me merecía algo mejor, que él era muy tóxico para mí, no le di gran importancia a sus palabras. Una pataleta más de héroe griego, a estas alturas, ya me daba lo mismo.
No supe nada más de él hasta que recibí el inbox, de su mejor amiga, contándome lo que estaba pasando.
Luego de contarle a Pedro sobre los últimos meses de mi relación, lo primero que me dice es “Que ese conchadesumadre de gracias de que no me acuerdo bien de su cara, porque si me lo encuentro le voy a sacar pero es que la rechucha”.
Voy en la tercera caipirinha y no siento nada. O sea si, me siento la imbécil más grande del mundo, por haber imaginado que después de este viaje, mi relación iba a cambiar, que se acabarían las desconfianzas, que la manipulación de mi ex iba a desaparecer, que me daría la confianza absoluta para que no tuviera miedo, cada vez que lo dejaba solo.
A la sexta caipirinha decido irme a dormir, estoy un poco ebria y perdida con el desfase horario. Mis amigos me anuncian que mañana iremos a la playa y a recorrer la ciudad, que olvide todo lo que paso porque son mis vacaciones y merezco pasarlo bien. Sigo sin sentir nada.
26 de Septiembre 2012. Santiago. 10 pm. 
Salgo del metro U. Católica y camino en dirección a Lastarria, me encuentro a mi ex en el camino, el diálogo es breve, le pido mis cosas que están en su departamento, mi cepillo de dientes, ropa, algunos juegos de ps3. Le entrego el ipad que me encargo. Antes de que me vaya me mira a los ojos, como no lo hacía hace tiempo, me abraza y me dice que me quiere mucho, que soy la mejor polola que ha tenido, pero que necesitamos empezar de nuevo, porque esta consciente del daño que me hizo y que nos hicimos. Recién al escuchar todo eso, es que me doy cuenta que esta vez va en serio.
Finalmente termino pasando el duelo en Santiago, que era lo que yo no quería, porque aquí tengo responsabilidades, trabajo, estudios, mi familia, y es súper agotador y desgastante ponerse una máscara para aparentar ante todos los demás que estas bien y feliz. Pero la realidad es otra. Mi día a día se reduce a tratar de funcionar mientras lo único que siento es un dolor desgarrador que me recorre todo el cuerpo, seguido de una angustia que me hace sentir náuseas.
En noviembre me di cuenta de que no podía más. Tenia insomnio, angustia, náuseas, estaba carreteando y tomando más de la cuenta. Me conseguí 15 días de descanso absoluto y Sertralina con Clonazepam una vez al día. Cuando llevaba un mes tomando las pastillas, decidí que era suficiente, que no iba a depender de medicamentos para poder levantarme y funcionar todos los días. Deje las pastillas y comencé de nuevo.

Fotos, e-mails, chats y todo lo que tuviera relación con él se fueron al disco duro externo, real y mental. En vísperas de Año Nuevo le escribí un e-mail, deseándole lo mejor del mundo, enviándole amor y éxito para toda su vida. A las 12 de la noche, dándole la bienvenida al 2013, brinde a su salud y perdone sus errores y los míos, porque era la única forma de poder comenzar a vivir de nuevo.